En la década de 1920 aparecieron los relojes de fobster digitales, que marcaban las horas y los minutos mediante números grabados en discos de pasta blanca visibles. o aberturas protegidas por una fina lámina de celuloide transparente. Este sistema también se aplicó a determinados relojes de pulsera de la misma época. No han dejado de ser una novedad sin más trascendencia.
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